Juan parece ir malhumorado en aquel asiento del autobús en
el que viaja con rumbo a su escuela.
En el trayecto del corto viaje de 25 minutos
puede darse cuenta de muchas cosas; poco a poco va aprendiendo sobre el
lenguaje corporal y mas interesante aun se le hace el ir descubriendo como las
miradas dicen mucho; unas que son penetrantes y recias, otras que son vacias y
sin chispa, algunas que al parecer van por la vida siguiendo una ilusion y
bastantes otras que son como las de unos zombies que son llevados por la
corriente de la vida sin aspiraciones y mucho menos, logros.
Juan tiene 18 años pero a simple vista luce
como un pequeño de 15, mas aún resulta sorprendente cuando al establecer alguna
mínima conversación, la madures de sus palabras dejan un poco exasperado a
cualquiera que participe como su interlocutor. Regresan a una de las preguntas
anteriores -¿cuántos años dijiste que tienes?-
18 … y el asombro es mas que
evidente para este chico que goza de una intuición a veces terrible.
Juan estudia contaduría de herencia por así
decirlo pues algunas generaciones de su familia han seguido una estricta línea conforme
a las profesiones de sus integrantes. Tal parece que a Juan no le interesa
mucho el ramo en el que ahora está involucrado. Su pasión está enfocada
innatamente en el comportamiento humano.
Intuición a veces terrible… le lastima mucho
el darse cuenta de las cosas y mas cuando las personas de las que espera
sinceridad intentan tomarlo por el niñato que aparenta ser, su don no es
conocido por nadie.
Sus padres y en especial su papá ejerce una presión
tan grande sobre el muchacho, que este solo se limita a hacer caso pues sabe
muy bien que podría tener consecuencias el desafiar a una persona como lo es su
papá.
El señor es poseedor de una mirada que dice
mucho; una cortina tan grande hay detrás de esos anteojos que le dicen a Juan
que el tampoco estuvo de acuerdo con su profesión pues aunque es exitoso en el
campo que desempeña como contador del gobierno municipal, lo que es su pasión es
la medicina.
Juan lleva audífonos para disfrutar de
algunas canciones variadas. Dependiendo su estado de ánimo es lo que suele
escuchar.
A veces Insite y Finde o algunas otras veces
metal variado.
El autobús se ha parado en un semáforo
que marcaba alto y entre la gente que vio pasar rápidamente para evitar algún accidente,
vio a una linda chica con uniforme escolar de alguna preparatoria.
La chica tenia el cabello castaño y usaba
lentes en los que detrás de esas micas había unos hermosos ojos café oscuros y
que Juan al momento de verlos pudo descifrar tantas cosas.
La chica de piel blanca parecía estar enferma
pues cuando intento abordar el autobús, sus ojos solo miraban el suelo y por
poco al subir las escaleras cae hacia el asfalto.
Juan intentaba ser discreto pero no perdía de
vista a la chica que le causó algo al verla.
Había dos asientos vacios en
el autobús y en uno de esos iba Juan que se puso un poco nervioso pues empezó a
desear que la niña se sentara junto a él.
Y sin mas preámbulo la chica se sentó… en donde no estaba Juan.
Juan solo echo una pequeña
risa para si mismo diciéndose –lo siento rey, no era para ti-
Y asi iban avanzando las cuadras con un conductor
bestial y torpe pues su manera de conducir no eran de alguien que se supone debería
cuidar de la seguridad de sus pasajeros.
El autobús venia dando enfrenares y
acelerones constantes y en una de sus bruscas maniobras, el celular de la chica
se cayo al suelo y fue a parar a los pies de Juan que ni siquiera se dio cuenta
pues el venia en su mundo cantando mas de cien palabras para ti y mirando por la
ventana a la gente que pasaba por las banquetas.
La chica buscaba su celular por debajo de
los asientos hasta que se dio cuenta de que estaba justo al lado del Vans de
Juan.
Ella con un poco de vergüenza se paró de su asiento
y se acercó a Juan para decirle –oye, disculpa…-
Si dime (un poco sorprendido)
-me darias mi celular black
por favor?-
Tu que? (con desconcierto en
serio)
En ese momento el autobús se
detuvo y el chofer le gritó a la chica –chamaca! Siéntate o bájate!- la niña
sumisamente acató la orden del extraño y se sentó junto a Juan.
Él a pesar de ser muy maduro, en tema de
amor/ligue siempre fue muy tímido y por ende torpe lo que lo llevo a ponerse un
poco nervioso y titubeante en ese momento.
Ella le decía –porfa pasame mi
cel que esta debajo de tus pies- Juan con una cara de duda se agacho instantáneamente
y al mismo tiempo se golpeo la frente con el tubo del asiento delantero. La
chavita no dejaba de reírse al ver como Juan se sobaba la frente mientras le devolvías
su BB; Ella le dijo –gracias- de una manera muy tierna y el quedó embobado con
tan solo escuchar la voz de la niña y al mismo tiempo intrigado por el misterio
de esos ojos tan profundo y tristes a la vez.
Comenzaron a charlar después de que ella se
asegurara de que su celular estaba en buen estado después del pequeño maltrato
al que fue sometido segundos anteriores.
CONTINUARÁ…